El CEO de Twitter se ha dejado la barba de Bin Laden y no estoy seguro de lo que nos quiere decir con eso. Su cara a cara virtual con Ted Cruz del pasado mes de octubre fue muy divertido. Parecía una competición entre alguien que ha tomado demasiado café y alguien que ha consumido demasiada marihuana. Entre gruñido y gruñido, Jack Dorsey solo acertó a repetir mil veces las palabras “más transparencia”, tanto que llegué a pensar que en vez de una red social era el propietario de una cristalería. Pero Cruz no quería hablar de transparencias sino de opacidades. Así, el senador planteó entonces una pregunta que hoy, a la vista de la campaña censora contra el conservadurismo, suena aún mucho más vigente: “¿quién demonios te eligió?”.
Por supuesto, no obtuvo respuesta, más allá de un nuevo gruñido indescifrable de Dorsey, que para entonces tenía ya los ojos como reactores nucleares y echaba unos y ceros por las orejas.
Una vez más, vienen tiempos difíciles para ser conservador. Aunque nadie dijo que esto fuera fácil. La tentativa de impeachment no es contra Donald Trump que, a fin de cuentas, tiene próxima fecha de caducidad. Algunos republicanos están cayendo en la trampa. En realidad, es el comienzo de una larga campaña para mantener al conservadurismo en un impeachment perpetuo. Quieren que tus ideas estén de rodillas durante los próximos cuatro años, como los demócratas hincaron las suyas en aquellas marchas de BLM que, salvo el Capitolio, destrozaron todo lo demás. Quieren hacerte copartícipe del patético asalto del 6 de enero, no por tus actos, tan solo por tus ideas.
Anuncio - reportaje sigue a continuación
Nunca como ahora ha habido tanta gente aplaudiendo la censura. Es otra de tantas tonterías postmodernas, eso de creer que la censura es solo para tus adversarios, que nunca llamará a tu puerta. Y no solo silencian a Trump, sino que la purga a cuentas conservadoras en todas las redes sociales está siendo tan espectacular estos días que, tras el fragor de la batalla, será difícil encontrar supervivientes digitales que no hayan sido lobotomizados por el pensamiento único del marxismo cultural.
Es sorprendente cómo Twitter, una red a la que se le cuelan a diario miles de mensajes yihadistas, sea tan sensible a las opiniones de la derecha política, y ejecute tan velozmente sus bloqueos. Tal vez Trump debería empezar a tuitear en árabe. Aunque, si va a repetir los errores infantiles del pasado 6 de enero, cuando se alineó con bárbaros que más bien deberían militar en Antifa, será mejor que se limite a tuitear partidos de béisbol, que es más divertido y, sobre todo, no da alas al enemigo. En este momento, si Trump quiere hacer algo por el conservadurismo, por patriotismo y responsabilidad, debería estarse quieto. Los demócratas están deseando hurgar en el 6 de enero cada uno de los días de los próximos cuatro años.
TENDENCIAS: Documentos filtrados revelan alcance alarmante de crisis fronteriza de Biden
Con todo, es inadmisible dejar la libertad de expresión de Occidente en manos de un tipo como Jack Dorsey, que se cree un mesías tecnológico todopoderoso con ínfulas de salvar a América, o de Mark Zuckerberg, ese chico con aspecto de seminarista expulsado del seminario por intentar dar clases a los profesores. Censurar la cuenta del presidente de los Estados Unidos, eliminar sus videos, perseguir a los difusores de sus mensajes, y lanzar una campaña de acoso a Parler, es atentar gravemente contra la libertad de expresión en su epicentro geográfico, como bien han señalado incluso algunos destacados demócratas, conocedores del riesgo de iniciar ese juego suicida.
A estos nuevos censores tal vez habría que recordarles que no han inventado el periodismo, ni la democracia, ni el posicionamiento editorial, ni la filosofía política. En verdad, ni siquiera han inventado la conversación. Todo lo que han ingeniado es lo equivalente al maldito cable telefónico, una herramienta. Tal vez esto frustra sus expectativas de cambiar el mundo cada día pero al menos, por un instante, les devolverá a la realidad. En el inmenso cosmos de las comunicaciones libres, Dorsey y Zuckerberg no son más que un par de aventajados fabricantes de cable, frente a los más de 72 millones de votantes americanos a los que ahora pretenden tapar la boca con la excusa de Capitol Riot.
Anuncio - reportaje sigue a continuación
Las opiniones expresadas en este artículo de opinión son las de su autor y no son necesariamente compartidas ni respaldadas por los propietarios de este sitio web. Si está interesado en contribuir con un artículo de opinión a The Western Journal, puede obtener información sobre nuestras pautas y el proceso de envío aquí.
Estimados lectores, estamos buscando personas excelentes para unirse a nuestro equipo. Si estás interesado en el periodismo y la traducción y dominas el español y el inglés, asegúrate de consultar nuestras oportunidades profesionales aquí.
Estamos comprometidos con la verdad y la precisión en todo nuestro periodismo. Lea nuestros estándares editoriales.